
Uno a uno, los habitantes llegan para hidratarse bajo una tubería de agua fresca en lo alto de Rocinha, la mayor favela de Río de Janeiro, en un intento por soportar la reciente ola de calor, empeorada por las fallas de energía.
Gran parte del centro y el sureste de Brasil sufre desde hace varios días temperaturas agobiantes y atípicas para la primavera austral, con sensaciones térmicas de hasta 59.3 grados Celsius el viernes en la ‘Cidade Maravilhosa’, un récord desde el inicio de las mediciones en 2014, según Alerta Rio.
Expertos coinciden en que los efectos son más agudos en los barrios más pobres, con una fuerte densidad de población y viviendas precarias separadas apenas por pasajes estrechos.
Fuente e imagen El Universal