
Tras el ataque armado ocurrido el fin de semana en la colonia Álvaro Obregón, conocida como “La Perdida”, en Irapuato, que dejó como saldo dos menores muertos y tres heridos, el Obispo, Enrique Díaz Díaz, expresó su profunda preocupación por la violencia que afecta a los niños, quienes en algunos casos no solo son víctimas colaterales, sino que también participan como halcones o sicarios.
Dijo que, con mucho dolor, el crimen organizando está adhiriendo a sus filas a menores de edad de hasta 14 años.
“Muchos delincuentes, podría decir, con dolor, son niños, adolescentes de 14, 16 o 16 años”, comentó.
Enrique Díaz compartió que, en sus visitas a centros penitenciarios, ha conocido a jóvenes de 19 o 20 años con extensos historiales delictivos relacionados con homicidios dolosos.
Esto refleja, según su visión, cómo desde edades tempranas, los niños son vulnerables al reclutamiento del crimen organizado, convirtiéndose en parte de la cadena de violencia.
“La preocupación grande es por dos lados, sí, son víctimas colaterales, de daños de esta violencia, pero son muchos sujetos de violencia, que niños ya están entregados a la violencia, que han sido cooptados por el crimen, que los transforman en sicarios o en halcones”, mencionó.
El Obispo también recordó un evento que presenció en la zona de La Perdida al inicio de su labor episcopal en Irapuato, donde observó cómo dos jóvenes despojaban de su bicicleta a un adulto que transitaba por el lugar, lo que evidencia la gravedad de la violencia en esa zona de Irapuato.
“La violencia ha sido muy grave y tenemos que seguir preocupados, sí las autoridades, pero también padres de familia, escuela y la Iglesia. ¿Qué está haciendo la autoridad?”, cuestionó el Obispo.