
El Obispo de la Diócesis de Irapuato, Enrique Díaz Díaz, mostró su creciente preocupación por las decisiones financieras tomadas por algunos gobiernos al final de su mandato, las cuales pueden dejar a sus sucesores con deudas significativas.
En su opinión, estas decisiones a menudo carecen de una visión a largo plazo y pueden resultar en un impacto financiero considerable para las próximas administraciones.
Díaz Díaz abordó el fenómeno conocido como el «Año de Hidalgo», donde los gobiernos salientes emprenden proyectos o toman decisiones financieras que pueden tener consecuencias negativas a futuro.
“Es fundamental que se realicen obras que sean realmente necesarias y bien planificadas. No obstante, muchas veces se realizan proyectos simplemente para lucirse o para justificar un gasto excesivo”, dijo.
El líder religioso hizo hincapié en que la responsabilidad no solo recae en los gobiernos, sino también en los cabildos y en la ciudadanía.
Afirmó que los ciudadanos deben estar atentos y ejercer una vigilancia activa para evitar que se repitan estos patrones de gestión financiera deficiente.
“Es responsabilidad, es honradez y es una visión de las necesidades reales de las personas que están viviendo en nuestro municipio, en nuestro estado, e incluso en nuestras parroquias”, añadió Díaz Díaz.
El obispo también destacó que, aunque algunas deudas pueden estar justificadas si las obras son necesarias y están bien planificadas, es crucial que las decisiones se tomen considerando tanto las necesidades actuales como el impacto futuro.
“La planificación adecuada y la consideración de las implicaciones financieras a largo plazo son esenciales para garantizar que las decisiones tomadas hoy no se conviertan en una carga insostenible en el futuro”, finalizó el obispo.