
Una ola de emoción y orgullo llenó el Asilo de la Conferencia de Ansianos Salamanca, este día con la graduación de once residentes que, desafiando edad y adversidades, culminaron sus estudios de educación primaria a través del sistema del Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos (INAEBA).
Los once graduados son: Ma. Bernabé Uresti Fabián, María Guadalupe Maldonado Nieto, Concepción Hernández Sánchez, María Concepción Guzmán Martínez, María Dolores Carmona Betancourt, Martín Gutiérrez Pérez, Ana María Belmán Yáñez, Juana Sarabia Moreno, Patricia Salinas Mosqueda, Moisés Antonio Ortiz García, y Magdalena Pérez Mosqueda.
La ceremonia fue un testimonio conmovedor de resiliencia y la prueba de que la sed de conocimiento no tiene fecha de caducidad.
UN LOGRO INSPIRADOR
Los once graduados, cariñosamente llamados por sus apodos como «Cochita», «Lolita», «Juanita» o «Malenita», recibieron sus certificados en medio de un fuerte ambiente de aplausos, porras y gritos de «¡Bravo!» por parte de sus compañeros, personal del asilo y familiares.
En representación de la generación, uno de los graduados expresó su «felicidad y gratitud por este logro tan grande», reconociendo que la mayoría no tuvo la oportunidad de estudiar en su juventud, pero que gracias al sistema del INAEBA pudieron «alcanzar y terminarla con mucha felicidad y con entusiasmo para continuar».
HISTORIAS DE PERSEVERANCIA
El evento estuvo lleno de anécdotas compartidas por el personal del asilo, que resaltaron la tenacidad de los nuevos egresados:
* Anita, quien llegó al hogar totalmente invidente, pudo culminar sus estudios después de una exitosa operación de un ojo, demostrando su increíble voluntad al sentarse «todos los días con una libreta, y no paraba de estar leyendo».
* Martín, descrito con humor como un «niño que no quisiera aprender» por su reticencia inicial a ir a clases, resultaba ser uno de los alumnos más adelantados, mostrando satisfacción al corregir a la maestra sobre lo que ya sabía.
* Malenita era un ejemplo de esfuerzo diario, siempre con su libro y su lupa, quejándose con cariño del tamaño de la letra, pero sin rendirse jamás en su lectura.
* La directora del asilo, Maricruz Martínez relató una anécdota donde una abuelita la corrigió con seguridad sobre la edad del sol (4.5 millones de años), demostrando el profundo aprendizaje que estaban adquiriendo.
La directora Maricruz Martínez del asilo y la maestra Norma fueron reconocidas por su dedicación, y se felicitó a los graduados por ser «un gran ejemplo de que todo lo que uno quiera y desea se puede lograr.»
La ceremonia, que contó con el apoyo de organizaciones como el Club de Leones y la colaboración de un chef que preparó la comida, culminó con un emotivo mensaje del personal: «Hoy se cierra una etapa llena de aprendizaje, pero se abre otra puerta al éxito.» Se les recordó a los abuelitos que son «personas admirables» y un ejemplo de que el esfuerzo y la constancia superan cualquier obstáculo.
El mensaje es claro: la edad es solo un número cuando se trata de lograr metas y buscar el crecimiento personal.