
Sin duda alguna, uno de los mejores deportistas que ha tenido México, es Fernando «El Toro» Valenzuela. Nació el 1 de noviembre de 1960 en Etchohuaquila, Navojoa, Sonora. Fue el menor de una familia de 12 hermanos. Su padre, Avelino Valenzuela, y su madre, Hermenegilda Anguamea, vivían de sus labores como campesinos, en una vida de recursos económicos escasos. Su acta de nacimiento mostraba la fecha del 1° de noviembre de 1960, pero durante su temporada de novato, varios periodistas cuestionaban su edad, ya que parecía de mayor edad que los 20 años que tenía.
Fue en 1978 cuando un equipo modesto que jugaba en Liga Central de México, Los Tuzos de Guanajuato, que eran filial del Puebla en la liga mexicana, mandó a Guanajuato a jóvenes promesas para fogueo, entre ellos, el mejor beisbolista mexicano de todos los tiempos. Con los guanajuatenses tenía un contrato de 250 dólares por juego, sin pensar que las Grandes Ligas estaban muy cerca.
Fue en un juego entre los Tuzos de Guanajuato y los Tigres del México, jugando en Silao, ahí fue descubierto por el cubano Mike Brito, un reconocido cazatalentos de los Dodgers, quien en un principio buscaba a un short stop, Brito quedó maravillado por los lances de Valenzuela, quien en aquel juego hizo 12 ponches continuos eso, basto para estar en el radar de los Dodgers.
Al poco tiempo, fue prestado a Yucatán donde hizo su debut en la Liga Mexicana, para después ser el novato del año en 1978-1979, al siguiente año el presidente de los Dodgers viajo a Yucatán para verlo jugar, ahí fue cuando el equipo angelino apostó por el mexicano, pero este seguía siendo parte del Puebla, así que entraron en negociaciones y fue así que un 6 de julio de 1979, los Dodgers, ficharon por Valenzuela por 120 mil dólares.
Con a penas 19 años, fue fichado para las Grandes Ligas con los Dodgers, al año siguiente, en 1981, debutó y desató la llamada «Fernandomanía», al Cy Young como el mejor pitcher de la Liga Nacional y el título de la Serie Mundial ante los Yankees.
Este martes 22 de octubre en los Ángeles, nació una leyenda, el Toro en la lomita de pitcheo, esa mirada al cielo que lo caracterizó al lanzar una bola, la Fernandomanía que se quedó para siempre en el parque, ese brazo zurdo que mandaba ese tirabuzón intocable, nació el mítico 34, nació una leyenda, Fernando «El Toro «Valenzuela, que sin duda, seguirá jugando con los Ángeles.