
Apenas hace tres días, el alcalde de Salamanca, César Prieto Gallardo, se reunió con la secretaria de Gobernación , Rosa Icela Rodríguez, para reforzar la estrategia de seguridad en el municipio.
El mensaje era claro: la coordinación entre el gobierno federal y el municipal, ambos encabezados por Morena sería clave para recuperar la paz.
Sin embargo, esta noche, en la comunidad de San José de Mendoza, la violencia desmintió el discurso oficial. Un grupo armado atacó a 10 personas y asesinó a siete, dejando en evidencia que la realidad en Salamanca va por un rumbo distinto al de las promesas políticas.
La paradoja es contundente. Morena gobierna Salamanca y también el país. El control político de la seguridad está en manos del mismo partido que prometió pacificar México con su política de “abrazos, no balazos”.
Pero mientras las reuniones y discursos se multiplican en oficinas gubernamentales, en las calles el crimen organizado impone su propia ley. La masacre de esta noche no es un hecho aislado, sino un síntoma de una crisis que sigue fuera de control.
Los ciudadanos de Salamanca no necesitan más compromisos en papel ni discursos optimistas. Necesitan resultados, justicia y una estrategia que realmente enfrente al crimen.
Hoy, la violencia volvió a ganar la batalla en Mendoza, dejando claro que, en este municipio gobernado por Morena dentro de un país gobernado por Morena, la seguridad sigue siendo una promesa incumplida.