Evera Vica Chávez, titular de la Unidad de la Diversidad Sexual y de Género en Irapuato, fijó una postura clara en redes sociales en medio del debate público sobre el matrimonio igualitario, al llamar a los liderazgos sociales, políticos, morales y religiosos a asumir la responsabilidad ética que implica el impacto de sus mensajes en la sociedad.
La funcionaria advirtió que ninguna creencia, ideología o postura pública puede justificar la discriminación, la criminalización ni la incitación al odio contra las personas de la diversidad sexual y de género.
Señaló que, en el contexto actual, se han difundido mensajes y materiales que desinforman, estigmatizan y colocan a estas poblaciones en una situación de mayor vulnerabilidad, al asociarlas con ideas de amenaza, inmoralidad o ilegalidad.
Evera Vica Chávez afirmó que este tipo de narrativas alimentan la violencia basada en prejuicios, vulneran la dignidad humana y dañan la convivencia social. Como servidora pública y defensora de los derechos humanos, sostuvo que el debate debe darse con información veraz y sin discursos que promuevan el miedo, el rechazo o la violencia.
En su posicionamiento, recordó que el matrimonio no ha sido una institución fija a lo largo de la historia.
Explicó que durante siglos fue una figura profundamente desigual, en la que las mujeres perdían derechos y carecían de autonomía legal, hasta que las luchas sociales y jurídicas impulsaron reformas que reconocieron la igualdad entre cónyuges, el derecho a la propiedad, al divorcio y a una vida libre de violencia.
Destacó que estos cambios no destruyeron al matrimonio ni a la familia, sino que los fortalecieron al hacerlos más justos y protectores.
Por ello, consideró coherente que hoy esta figura jurídica pueda reformarse nuevamente para garantizar igualdad ante la ley a las parejas del mismo sexo y brindar protección legal a todas las familias.
La titular de la Unidad de la Diversidad Sexual y de Género subrayó que el Estado es laico y que el reconocimiento del matrimonio igualitario no quita derechos a nadie, ya que la orientación sexual y la identidad de género forman parte de la vida privada de las personas.
Añadió que los argumentos actuales para rechazar este reconocimiento repiten los mismos temores que en el pasado se usaron para negar derechos a otros grupos.
Finalmente, reiteró su compromiso con la igualdad sustantiva, la no discriminación y el reconocimiento de la diversidad familiar, al señalar que los derechos humanos no se consultan, no se negocian ni se someten a votación, sino que se garantizan.