
En el marco del 40 aniversario del terremoto de 1985, un exmiembro del Cuerpo de Rescate Salamanca, conocido como SOS, el Lic. Arturo Gutiérrez Ceja, compartió su experiencia en las labores de rescate en la Ciudad de México. El grupo, fundado en 1981 por el comerciante salmantino José María Fernández Sánchez, fue uno de los pocos equipos organizados que acudieron a la capital del país para prestar auxilio.
«Éramos un sistema muy bien articulado, muy bien entrenados, muy disciplinados», recordó el rescatista, quien junto a su hermano Alejandro y otros 23 compañeros se trasladaron a la Ciudad de México con una unidad y un remolque, al que llamaban «Arturito». A pesar de la incertidumbre inicial, la magnitud del desastre se hizo evidente al llegar a la colonia Roma, su primer punto de ayuda.
El equipo se coordinó con la Cruz Roja de Polanco y, sin pensarlo, se pusieron a trabajar en el rescate de personas. «En un recuento que le he preguntado a mis compañeros, calculamos que pudimos salvar con vida entre 150 y 200 personas», afirmó el entrevistado. La prioridad del grupo era rescatar a personas con vida, una decisión que tomaron al darse cuenta de la escala del desastre y la falta de equipos especializados.
El rescatista también compartió el dolor de las escenas que presenció. «Te preguntaban por sus familiares… y tú no podías decirles que ya los habíamos sacado sin vida», relató. A pesar de los momentos difíciles, la gratitud de la gente era su mayor recompensa. «Cuando salía la persona de los escombros… toda la gente aplaudía», narró, añadiendo que la felicidad era ver que la gente volvía a ver la luz.
El grupo, que no buscaba la fama, nunca tuvo contacto posterior con las personas que rescató. Sin embargo, a casi 40 años del suceso, el exmiembro del SOS se encuentra en comunicación con investigadores que buscan a una de las últimas personas que rescataron del multifamiliar Benito Juárez, un rescate que calificó como «muy complejo».
«Es la necesidad de contar la historia», concluyó el exrescatista, al reflexionar sobre su experiencia, que podría ser plasmada en un libro para que las nuevas generaciones conozcan el heroísmo de los salmantinos que viajaron para ayudar en uno de los momentos más trágicos de la historia de México.