
Familiares, amigos y compañeros dieron el último adiós a Emilio Paredes, el joven seminarista que fue asesinado en la colonia Olimpo de esta ciudad.
La comunidad eclesiástica y la sociedad salmantina se unieron para despedir a un hombre que es recordado por su calidez y su vocación de servicio.
Durante la ceremonia fúnebre, sus seres queridos lo describieron como una persona servicial, amigable y un gran ser humano. Con una profunda tristeza, sus allegados recordaron su bondad y el impacto positivo que tuvo en quienes lo conocieron.
El trágico suceso ha conmocionado a la comunidad.
Conocidos de Emilio han manifestado su indignación y piden a las autoridades que se haga justicia. «Él no tenía problemas con nadie», declararon, exigiendo una investigación completa que esclarezca los hechos y dé con los responsables.
Emilio Paredes se preparaba para una vida dedicada a la fe y al servicio a los demás. Su muerte deja un vacío no solo en su familia y la Iglesia, sino también en una sociedad que clama por paz y seguridad.
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