
Cada 13 de Junio, se celebra a San Antonio de Padua, el santo, relacionado a las causas pérdidas, intercesor de las mujeres estériles y conocido en la cultura popular, por tener devotos, que se acercan a él para pedirle por una pareja amorosa.
En Salamanca, el templo elevado en su honor, se encuentra en la Zona Centro, a un costado del paso desnivel de Avenida Obregón.
La Parroquia de San Antonio de Padua de Salamanca fue fundada en el año 1564 por el Obispo Fray Juan de Rivera. Esta parroquia, fue edificada con la ayuda de los feligreses y el Obispo, durante los siglos XVIII y XIX, la parroquia fue ampliada y remodelada para acomodar el crecimiento de la comunidad. El primer templo fue edificado con piedra de la región, y el segundo fue construido con ladrillos.
De manera tradicional cada 13 de junio, ha llegados a la religión católica acuden al templo de San Antonio para presentar a niños que realizan el sacramento de la comunión, pues dentro de los múltiples milagros que se le atribuyen, la historia relata, que en una ocasión; un padre de familia se llenó de celos y no quería reconocer al bebé recién nacido de su mujer. Al parecer, la acusaba de adulterio y se rehusaba a tocar al pequeño.
Ante esto, San Antonio tomó en su brazos al bebé y le dijo: «Te ordeno en nombre de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, nacido de la Virgen María, que me digas con voz clara para que todos lo puedan oír, quién es tu padre». El niño miró al hombre que no lo quería reconocer y respondió: «¡Este es mi padre!». Entonces, San Antonio le indicó al papá celoso: «Toma a tu hijo, ama a tu mujer que es inocente y merece toda tu confianza».
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A San Antonio, también recurren todas esas mujeres y hombres solteros, que en la desesperanza de no encontrar una buena pareja, realizan ofrendas y hasta lo colocan ‘de cabeza’, para pedir su intercesión en el amor.
La tradición de poner a San Antonio de cabeza tiene su origen en una leyenda popular que relata la historia de una mujer desesperada por encontrar un buen marido. Según el mito, esta mujer acudió a la tumba de San Antonio en busca de ayuda divina.
Mientras rezaba fervientemente, tuvo una visión del santo, quien apareció en el techo del templo con su cuerpo volteado hacia abajo. San Antonio le indicó que fuera en su nombre a buscar a una persona específica que le proporcionaría el dinero necesario para su dote.
Siguiendo las instrucciones del santo, la mujer encontró a la persona indicada y recibió el dinero para su dote, lo que le permitió casarse con el hombre que amaba. Este milagroso suceso dio origen a la práctica de poner la figura de San Antonio de cabeza como un acto de fe para pedir su intercesión en asuntos amorosos.
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