
En el marco del 51 aniversario de la devastadora inundación que azotó la ciudad de Irapuato, el obispo Enrique Díaz Díaz ofreció una emotiva reflexión durante su conferencia de prensa dominical.
El prelado destacó cómo, a pesar del dolor y las severas destrucciones que causó el desastre, la tragedia también generó experiencias valiosas que han contribuido a comprender mejor la Irapuato actual.
Díaz Díaz rememoró el evento y subrayó que la inundación de hace más de cinco décadas dio lugar a una profunda hermandad y apoyo mutuo entre los habitantes de la ciudad.
“Que tuvimos que sentir la hermanda, en medio del dolor hubo la solidaridad y que nos enseñaría hoy al cuidado con el otro”, añadió.
El líder religioso también hizo hincapié en la importancia de prevenir futuras catástrofes. En su discurso, instó a la población a no arrojar basura que pueda obstruir los sistemas de drenaje y solicitó a las autoridades locales que fortalezcan la infraestructura destinada al desfogue de agua para evitar nuevos desastres.
En su intervención, Enrique Díaz Díaz recordó con cariño y en oración a todas las personas que perdieron la vida en la inundación y expresó su solidaridad con sus familias.
«Invito a todos a trabajar juntos para hacer de Irapuato una ciudad mejor, más humana y más solidaria», concluyó el obispo.