La violencia y la inseguridad han obligado a comunidades de la Diócesis de Irapuato a suprimir sus fiestas patronales, debido a condicionamientos impuestos por grupos del crimen organizado, alertó el obispo Enrique Díaz Díaz.
El jerarca católico señaló que esta situación refleja la falta de condiciones de paz y seguridad, las cuales deberían ser una prioridad para los distintos niveles de gobierno, ante el temor constante en el que vive la población.
Indicó que la presencia de la delincuencia organizada ha impactado directamente en la vida comunitaria, al grado de modificar o cancelar celebraciones tradicionales que forman parte de la identidad social y religiosa de los pueblos.
Explicó que, si bien las celebraciones religiosas se mantienen en las comunidades, la parte social de las fiestas patronales ha sido eliminada en muchos casos, afectando la convivencia y el encuentro entre habitantes y migrantes que regresan en esta temporada.
El obispo consideró preocupante que la población perciba que se encuentra bajo el control de grupos criminales, lo que genera un ambiente de miedo y limita el ejercicio de derechos básicos como la libre convivencia y la celebración de tradiciones.
Añadió que la violencia no puede ser vista como un problema inevitable y reiteró que es urgente superar esta situación para evitar que las comunidades sigan cediendo espacios sociales y culturales ante la presión del crimen organizado.
Finalmente, Díaz Díaz insistió en que garantizar la seguridad es una responsabilidad ineludible de las autoridades, para que las comunidades no sigan viendo afectada su vida cotidiana y sus expresiones colectivas más importantes.