SALAMANCA, GTO. – Al cierre del año 2025, el alcalde César Prieto Gallardo informó que el municipio registra un incremento del 10% en homicidios dolosos en comparación con el año anterior. A pesar de los esfuerzos de coordinación con los mandos federales y estatales, el mandatario reconoció que los delitos de alto impacto, derivados principalmente de la delincuencia organizada, siguen impactando la tranquilidad de los salmantinos.

Las cifras de la violencia: fluctuación y picos.
Durante el balance ofrecido, el edil detalló que el comportamiento de la violencia ha sido fluctuante a lo largo del año:
• El mes más crítico: Marzo, que registró 37 homicidios.
• El mes con menor incidencia: Julio, con 13 casos.
• Cierre de diciembre: Hasta la fecha se contabilizan 22 homicidios, una cifra comparada con los 20 y 22 casos registrados en los diciembres de 2023 y 2022, respectivamente.
El alcalde recordó que, aunque las cifras se mantienen lejos de los niveles críticos vistos a partir de 2018, la tendencia este año fue al alza, superando los 216 homicidios totales reportados en el periodo anual anterior.
Consumo de sustancias: el origen del riesgo.
Prieto Gallardo fue enfático al señalar que la gran mayoría de estos hechos están vinculados a la delincuencia organizada. En este sentido, hizo un llamado a la ciudadanía para entender que el consumo de sustancias ilícitas, aunque parezca una actividad individual, es el motor de la violencia.
«Mientras haya personas que consuman, habrá gente que se dedique a vender. Ellos lo ven como un negocio y no les interesa arrebatar vidas ni perjudicar a niños o jóvenes», advirtió el mandatario.
Llamado a reconstruir el tejido social.
Ante las limitaciones en el número de elementos policiales —»no podemos tener un policía para cada ciudadano», admitió—, el alcalde exhortó a las familias salmantinas a realizar una reflexión profunda en este fin de año, especialmente con los adolescentes.
El edil señaló que la descomposición del tejido social comienza cuando las drogas entran a los hogares, a menudo bajo la apariencia de «amigos» o compañeros.
«Es fundamental que en familia hablemos con nuestros hijos. El consumo no solo daña la salud, sino que destruye el núcleo de la sociedad. Si detectamos una actitud inusual en un hermano o un hijo, hay que intervenir. Cuidándonos nosotros, nos cuidamos todos», concluyó.