El obispo de Irapuato, Enrique Díaz Díaz, advirtió que la violencia parece extenderse por todo el país y urgió a las autoridades a atender un problema que, dijo, ha llegado a un punto crítico.
El prelado señaló que la percepción de inseguridad ya no está limitada a regiones específicas, pues en prácticamente todo México se vive un ambiente marcado por la incertidumbre y la falta de atención a las demandas sociales.
Subrayó que muchas de las manifestaciones recientes surgen de causas legítimas, aunque en ocasiones grupos minoritarios generan actos violentos que desvirtúan el sentido original de las protestas.
Recordó que los obispos del país comparten esta preocupación y que han emitido una postura conjunta donde piden trabajar a fondo en las causas estructurales que originan la violencia.
Entre esas causas mencionó el deterioro de la vida familiar, la pobreza y la persistente inseguridad, problemas que requieren esfuerzos coordinados y permanentes para lograr avances reales.
Díaz Díaz afirmó que la situación varía por momentos entre periodos ligeramente mejores o peores, pero que estas diferencias son pasajeras y no representan un cambio de fondo.
El obispo llamó finalmente a que las autoridades escuchen al pueblo, el cual, afirmó, no se siente atendido mientras observa cómo la violencia intenta ocupar cada vez más espacios de la vida pública.