El obispo Enrique Díaz Díaz advirtió sobre la creciente violencia que afecta a estados como Guanajuato y Michoacán, y señaló que esta realidad no puede ocultarse con cifras maquilladas.
Consideró alarmante el nivel de impunidad que se ha generado y la frecuencia con que autoridades y ciudadanos son víctimas del crimen organizado.
El prelado expresó preocupación por el asesinato de alcaldes y funcionarios en Michoacán, así como por los constantes hechos violentos en Guanajuato.
Señaló que la inseguridad se ha extendido a todos los sectores de la sociedad y que la respuesta institucional ha sido insuficiente.
También lamentó que algunos de los hechos recientes involucren a menores de edad, como el asesino del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, lo que calificó como un reflejo del deterioro social y de la falta de oportunidades.
El obispo dijo que preocupa el modo en que muchos jóvenes son arrastrados por el crimen, motivados por dinero o presiones externas.
Añadió que, durante una visita a un centro penitenciario femenil, el obispo observó el sufrimiento de mujeres jóvenes privadas de la libertad, quienes, según dijo, enfrentan las consecuencias de decisiones que afectaron sus vidas y las de sus familias.
Enrique Díaz señaló que la sociedad no puede permanecer indiferente y pidió acciones urgentes a las autoridades para frenar la violencia y la impunidad.
Finalmente, llamó a los padres de familia y a las comunidades a asumir una responsabilidad compartida en la formación de valores y en la construcción de una cultura de paz que contrarreste la violencia que afecta al país.