Que triste y que realidad tan dura vivimos hoy día en nuestro querido y amado fútbol, que pena y que desgracia que nos señalen como inadaptados, cómo plaza de primera con afición de quinta, cómo pseudo aficionados y no como lo que realmente merecemos y no somos por culpa de unos cuantos.
Hemos dejado de ver y vivir el futbol como en antaño, como en aquellos días de los Gabrich, de los Shafinos, de los Chatos Durán, los Pecas Castro, los Scatolaros, Cadáver, Marvin, Bollela, Saavedra, Toño Bravo y me sigo de frente y no termino.
Tardes en el estadio Fresero de domingos a las 4, dónde las familias completas esperaban el día de juego y abarrotaban el Sergio León Chávez a disfrutar de un espectáculo de fútbol, de un agarrón en Primera, en Segunda, en Primera A, pero deportivamente disfrutando de un encuentro deportivo en dónde lo más importante era lo que sucedía en el rectángulo de pasto con 22 guerreros y un árbitro dentro con la pelota en un ir y venir esperando el triunfo de la Trinca.
Que lejos quedaron esos días, en dónde la mercadotecnia era complemento económico de un equipo y no la prioridad absoluta de las directivas o las Ligas Profesionales.
Es cierto, el futbol ha evolucionado mundialmente y por consecuencia en México, pero aquí poco tenemos que decir en cuanto a nivel deportivo y profesional que nos limita a tener más ganancias económicas que talentos futbolísticos.
Hoy de manera muy triste más que de euforia y orgullo futbolístico, veo el paso de una Trinca con mucha garra, con muchas ganas y con un paso sólido en la Liga Premier, una Trinca que hace dos torneos fue abucheada, abandonada por su gente, criticada y casi corrida de esta ciudad por quienes hoy se desgarran sus vestiduras y lo llaman el más grande del bajío.
Aún recuerdo aquellos gritos de iFuera Soto! y a la postre el iFuera Harlem!, en los encuentros como local en los que apenas si se veían escasos 1000 espectadores en el estadio, y en dónde hasta el vecino incómodo venía y nos paseaba en el empastado llevándose el triunfo.
Hoy no, hoy es distinto, hoy 25,000 almas invaden el Coloso de la Guerrero en apoyo a la Trinca, pero a qué precio, jugando a qué, a las luchas, a las guerras, a la invasión de cancha?
Cuando dejemos de pensar que lo que pasa en las gradas es más importante que lo que sucede en la cancha, viviremos nuevamente y disfrutaremos del fútbol en su máxima expresión.
No señores, el futbol no es pólvora, el futbol no es agresión al rival por parte de los aficionados, el futbol no se juega en las gradas ni fuera de ella, las bengalas y los cuetones no ganan títulos, no meten goles, por el contrario, desvirtúan la escencia del deporte, contaminan y ponen en riesgo a los asistentes, a las familias, a las mujeres y niños.
Que te pasó Irapuato?, que te pasó afición? En qué nos convertimos?, quienes somos para la comunidad futbolística?.
Que raro que en esta misma categoria ya en una ocasión Lobos ULMX prefirio jugar a puerta cerrada, Salamanca se fue a Toluca y Periban en una final le piensa para recibir a la afición rival, justamente estos tres encuentros ante la Trinca Fresera del Irapuato.
Creo que es tiempo de analizar, de darse cuenta que no es el camino, que así no es la gente de Irapuato y que lo familiar y lo futbolístico está quedando lejos del objetivo, más aún cuando todo esto es aplaudido, vitoreado y enaltecido en las redes por los medios de comunicación, por los porristas digitales que aprueban actos como estos, en dónde se vieron extintores en las gradas en manos de integrantes de los grupos de animación, en dónde se invadió la cancha, en dónde no se respeto al rival.
Quien controla los filtros de seguridad en los estadios?, quien es la autoridad encargada de imponer orden en estos eventos?, que condiciones sugiere la Liga Premier y que exigencias de seguridad guardan para los equipos participantes?, que hace la directiva Fresera, le importa acaso toda esta situación?
Es tiempo de analizarlo.
