
El papa Francisco defendió la esperanza ante la fragilidad y el “drama” de la muerte, en una homilía preparada para este Miércoles de Ceniza y leída en su nombre por un cardenal, pues está hospitalizado por sus problemas respiratorios.
“Las sagradas cenizas, esta tarde, serán esparcidas sobre nuestra cabeza. Estas reavivan en nosotros la memoria de lo que somos, pero también la esperanza de lo que seremos. Nos recuerdan que somos polvo, pero nos encaminan hacia la esperanza a la que estamos llamados, porque Jesús ha descendido al polvo de la tierra y, con su Resurrección, nos lleva consigo al corazón del Padre”, ha escrito.
En el texto, Francisco explica que las cenizas permiten “hacer memoria de la fragilidad y de la pequeñez de nuestra vida“.
“Somos polvo, del polvo hemos sido creados y al polvo volveremos. Y son tantos los momentos en los que, mirando nuestra vida personal o la realidad que nos rodea, nos damos cuenta de que la existencia del hombre ‘es tan solo un soplo, se inquieta por cosas fugaces y atesora sin saber para quién’”, afirmó, citando el salmo.
El papa sostiene que esa “fragilidad” humana es experimentada, dice, “en nuestros cansancios, en las debilidades que debemos afrontar, en los miedos que nos habitan, en los fracasos que nos queman por dentro, en la caducidad de nuestros sueños, en el constatar qué efímeras son las cosas que poseemos”.
“Hechos de cenizas y de tierra, palpamos la fragilidad en la experiencia de la enfermedad, en la pobreza, en el sufrimiento que a veces irrumpe de manera repentina sobre nosotros y sobre nuestras familias”, alega.
Pero, añade, las personas también se percatan de su propia fragilidad al descubrirse expuestos a la vida política y social de su tiempo y a los “polvos en suspensión” que contaminan el mundo.
Agentes contaminantes como “la contraposición ideológica, la lógica de la prevaricación, el regreso de viejas ideologías identitarias que teorizan la exclusión del otro, la explotación de los recursos de la tierra, la violencia en todas sus formas y la guerra entre los pueblos”.
“Todo ello es como ‘polvo tóxico’ que enturbia el aire de nuestro planeta, impidiendo la coexistencia pacífica, mientras crecen en nosotros cada día la incertidumbre y el miedo al futuro”, advierte.