
Jesús Casique Ávila, es un hombre de 93 años de edad, que a estas alturas de su vida, continua trabajando y confía, en la buena voluntad de los salmantinos que a cambio de un refrigerio, ayudan a su sustento económico.
En un improvisado puesto sobre la calle Abasolo casi esquina con Sánchez Torrado, Don Jesús, llega todas las mañanas desde la colonia Guanajuato, a las afueras de un consultorio, para ofrecer a los visitantes del Mercado Tomasa Esteves, una botana de fruta de temporada, con la que busca generar sus ingresos, aunque, en algunas ocasiones, las ventas no llegan.
El adulto mayor, es padre de 04 hijos, le sobreviven 03 y es viudo. Aún así, con los golpes de la vida, Don Jesús, ha encontrado en el comercio, una oportunidad para sentirse un hombre de bien, funcional y con ganas de seguir sumando vida a los años.
Con su bolsa de fieltro, sus piezas de fruta y su bastón en mano, Don Jesús ve pasar la horas, sentado al borde de un establecimiento, esperando la buena voluntad de algún ciudadano que se acerque a consumir sus productos, retirándose diariamente con o sin ventas, cerca de las 4 de la tarde, cuando las visitas empiezan a bajar, para tomar un auto de sitio e irse a su domicilio a descansar.
Don Jesús lleva 16 años en la vida del comercio, luego de su regreso del extranjero a la ciudad que lo vio nacer y en la que espera, terminar sus dias.