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En octubre de 1968 se produjo uno de los episodios más aciagos en la historia reciente de México cuando miembros del Ejército y un escuadrón paramilitar asesinaron a entre 300 y 400 estudiantes universitarios que protestaban buscando un cambio democrático en el país, tras décadas de gobierno.
Claudia Sheinbaum, la ahora primer mujer presidenta de México, tenía entonces seis años, pero la participación de sus padres en el movimiento estudiantil marcaría su vida.
Ella ha confesado que su padre, un ingeniero químico, heredó su “pasión por la política y el amor por la naturaleza” y de su madre, una bióloga celular, “el gusto por la ciencia”.
“Esa dualidad entre hacer política para transformar el mundo y, al mismo tiempo, este sentido académico, científico, fue donde yo crecí”, dijo Sheinbaum, en un documental sobre su vida presentado a fines del año pasado y dirigido por su hijo.
La segunda de tres hermanos, Sheinbaum nació en el 24 de junio de 1962 en la capital mexicana en el seno de una familia de origen judío. Su anuelo paterno llegó a México desde Lituania en la década de 1920 y si familia materna llegó de Bulgaria tras huir del nazismo.
En su niñez, Sheinbaum, estudio ballet y aprendió a tocar la guitarra.
A los 15 años se involucró con el movimiento de madres que buscaban a sus hijos desaparecidos por el Estado, comandado por Rosario Ibarra, una reconocida activista de derechos humanos y política izquierdista que fue la primera mujer en presentarse a unas elecciones presidenciales en México en 1982.
Posteriormente, participo activamente en el movimiento estudiantil de 1986.
Tras graduarse como física en 1989 en la pública Universidad Nacional Autónoma de México, curso una maestría y luego un doctorado en la misma casa de estudios en ingeniería energética. Mientras preparaban su tesis doctoral, disfruto de una estancia académica becada en la Universidad de California.
En 2000 empezó formalmente su carrera política.
Un amigo la puso en contacto con el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador, quien estaba por asumir como alcalde de Ciudad de México en diciembre de ese año y buscaba una científica de izquierda que le ayudara con el problema ambiental.
Ocupo el cargo hasta 2006m cuando paso a ser vocera de la campaña de López Obrador para las presidenciales de ese año.
En 2015, se convirtió en la primera mujer electa como jefa delegada de Tlalpan, la alcaldía más grande de Ciudad de México. En 2017 dejo el cargo anticipadamente para participar en la campaña para las elecciones capitalinas, que ganó a mediado de 2018 para convertirse en la primera mujer electa alcaldesa de la ciudad.
Gente de su equipo la describe como una mujer “honesta, capaz, muy trabajadora y obcecada” por gobernar anteponiendo el bienestar del pueblo.
Fuente e imagen Aristegui Noticias